Domingo 9 de Marzo, 2008
Luego de seis semanas sin mi compañero, este se halla abandonado en el garaje del taller donde básicamente le han desarmado el motor, ya que la dichosa falla que me dejó varado hace poco más de un mes se tornó un poco compleja. Hace dos semanas, el Colocho, vino a llevárselo para hacerle un diagnóstico general, en el cual se halló dañado el distribuidor, y entre otras cosas, un empaque roto en la culata, así como un pistón roto y algunos "bushings" desgastados.
Ahora mismo, ya está en proceso la reparación del bólido canino, al cual el mecánico le reemplazará los pistones, empaques del motor y algunas otras cosillas que viene a bien reemplazarle. Mientras, seguiré en esta odiosa espera, espera que lleva ya seis semanas, pero según el mecánico valdrá la pena, pues el motor quedará como nuevo, para que sigamos quemando gasolina y haciendo lo que siempre hemos hecho mi carrito y yo. Ir y venir por las carreteras de la vida, viviéndola lo mejor que se pueda.
Me llenó de tristeza verlo en el taller, solito y sucio; pero pronto, muy pronto estará listo de nuevo para salir a recorrer el asfalto. Y la verdad, estoy necesitando tanto del vehículo, ya que a parte de compañero de aventura, es una de mis herramientas de trabajo. Y con él en el taller, me ha tocado realizar algunas de mis actividades en bus, o en taxi, según la ocasión.
Bien dice mi amiga Verónica, que una vez uno se amolda al estilo de vida que da el automóvil, se siente un cambio en los hábitos de vida. en cierto modo es cierto, pero he de decirles que he disfrutado mucho el descanso que me ha dado el viajar en bus, pero prefiero la comodidad y seguridad que el Chucho me da. Y claro, la sensación de libertad que se disfruta al conducir un vehículo.
Solamente es de esperar un poco más, en un par de días, el Chuchomóvil estará listo para seguir dando vueltas y haciendo lo que mejor hace: quemar gasolina.
El chucho con su amigo el camión de entregas.
Durante 2007, fueron muy buenos compañeros
de trabajo
Luego de seis semanas sin mi compañero, este se halla abandonado en el garaje del taller donde básicamente le han desarmado el motor, ya que la dichosa falla que me dejó varado hace poco más de un mes se tornó un poco compleja. Hace dos semanas, el Colocho, vino a llevárselo para hacerle un diagnóstico general, en el cual se halló dañado el distribuidor, y entre otras cosas, un empaque roto en la culata, así como un pistón roto y algunos "bushings" desgastados.
Ahora mismo, ya está en proceso la reparación del bólido canino, al cual el mecánico le reemplazará los pistones, empaques del motor y algunas otras cosillas que viene a bien reemplazarle. Mientras, seguiré en esta odiosa espera, espera que lleva ya seis semanas, pero según el mecánico valdrá la pena, pues el motor quedará como nuevo, para que sigamos quemando gasolina y haciendo lo que siempre hemos hecho mi carrito y yo. Ir y venir por las carreteras de la vida, viviéndola lo mejor que se pueda.
Me llenó de tristeza verlo en el taller, solito y sucio; pero pronto, muy pronto estará listo de nuevo para salir a recorrer el asfalto. Y la verdad, estoy necesitando tanto del vehículo, ya que a parte de compañero de aventura, es una de mis herramientas de trabajo. Y con él en el taller, me ha tocado realizar algunas de mis actividades en bus, o en taxi, según la ocasión.
Bien dice mi amiga Verónica, que una vez uno se amolda al estilo de vida que da el automóvil, se siente un cambio en los hábitos de vida. en cierto modo es cierto, pero he de decirles que he disfrutado mucho el descanso que me ha dado el viajar en bus, pero prefiero la comodidad y seguridad que el Chucho me da. Y claro, la sensación de libertad que se disfruta al conducir un vehículo.
Solamente es de esperar un poco más, en un par de días, el Chuchomóvil estará listo para seguir dando vueltas y haciendo lo que mejor hace: quemar gasolina.
El chucho con su amigo el camión de entregas.
Durante 2007, fueron muy buenos compañeros
de trabajo
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