Jueves 29 de Marzo, 2007.
Una de las experiencias más raras que me han sucedido ha sido la del accidente doble que sufrí a finales de marzo de 2007. Quizás se deba a que me sentía enamorado, a que estaba a full con el estrés laboral, o que simplemente andaba felizmente en las nubes por los sucesos que me pasaron en esos días que me accidenté con el Chucho y me ensarté un desarmador en el dedo anular derecho; todo eso en menos de dos horas.
Bien, llegué a la bodega como suelo hacerlo, y los custodios del inmueble no me dejaron
Me dio risa, pues el golpe no fue fuerte, iba muy despacio, pero la presión fue suficiente para que el vidrio se rompiera y quedara inservible. -Ni modo, algo debía. Con la pasada del vidrio y la búsqueda de un reemplazo en mente, subí a la bodega a atender mis obligaciones. Teníamos que abrir una caja con mi auxiliar y con los nervios un poco flojos no me fijé en que momento el desarmador se soltó del seguro que estaba tratando de romper y por la fuerza que le estaba haciendo, se me regresó para ensartarse en mi dedo anular derecho. Mauricio, mi auxiliar
tomó el vehículo de la empresa y me llevó como un bólido al hospital donde una atenta y hermosa doctora me suturó el dedo, dejándome dos hermosas puntadas, recuerdo del día que el chucho quedó herido al igual que su dueño.Al siguiente día llevé a mi amigo a que le pusieran un nuevo parabrisas y claro, un nuevo espejo lateral izquierdo.
De ese suceso doblemente trágico pero divertido, me quedó una buena moraleja. No te enamores ni te ilusiones cuando tu carro no tiene bien un espejo.







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