martes, 1 de julio de 2008

Un Viaje Renovador (Parte I)

Domingo 29 de Junio, 2008.-

Muy temprano, me reuní con mi amiga Verónica para dar inicio a una nueva gran aventura, esta vez en compañía de Aleida, gran amiga de Verónica y mi apreciado Isa, gran amigo y compañero de trabajo; juntos compartimos un viaje renovador a bordo de mi mimado Bólido Canino, una travesía llena de aventura, cultura, historia, sol y buenos momentos. Es tan extenso el material reunido en este singular paseo, que he decidido partir este post en tres; invito pues a internarse en la aventura de este viaje renovador que sobrepasó nuestras expectativas y a todos nos dejó un buen recuerdo, una sensación de renovación en el alma y nuevas amistades para todos.

Luego de planificar la ruta, organizar la logística, someter al Chucho a revisiones, realizar compras de ley y otro montón de detalles, partimos muy temprano Verónica y yo a reunirnos con mi amigo Isa, y luego de cargar de combustible al carrito, pasar a recoger a Aleida, una simpática doctora que tiene a bien darle la primera nalgada a muchos de los neo natos en un hospital de la ciudad. Ya repleto el Chucho de gente, comida, combustible y ganas de quemar gasolina, dispuse orientarme a nuestro primer punto de interés en el viaje: El pupusódromo de Nejapa, donde pasamos a desayunar. Este es un lugar que recomiendo para degustar riquísimas pupusas de arroz sin ir muy lejos de la ciudad. En el hablar Salvadoreño, un pupusódromo, no es otra cosa más que un sitio que alberga varios negocios dedicados a servir el platillo típico por excelencia de mi país: La Pupusa. Nos acomodamos, pedimos pupusas para todos e invité a mis acompañantes a degustar una taza de café que recién había preparado previo a nuestra salida para el desayuno. Disfrutamos de a galán la pupusiada, y al quedar saciados todos, volvimos a la carretera, viajando por la antigua ruta Apopa-Quezaltepeque, pasando por el recién inaugurado puente sobre el río Tomayate, ya que Verónica deseaba ver al dichoso puente. Minutos luego, empalmamos con la Troncal del Norte en la ciudad de Apopa, con rumbo norte en busca de nuestro segundo punto de interés del viaje: Las ruinas de Cihuatán, situadas en las afueras de la ciudad de Aguilares, al norte de la capital. Nos hizo buena carretera, llena de verde y paisaje. Luego de dar un par de vueltas en el casco urbano de la ciudad de Aguilares, llegamos al sitio arqueológico Cihuatán, el cual, según los historiadores y antropólogos, fue un asentamiento ceremonial, ya que se han hallado numerosos indicios que apuntan a los ritos sagrados de nuestros antepasados pipiles que vivieron en la zona previo a la llegada de los Españoles. Tras un breve descanzo a la sombra de un hermoso árbol de morro, pagamos nuestras entradas al parque el cual se halla en un estado de conservación muy bueno, gracias al empeño de FUNDAR, con la colaboración de CONCULTURA y varios aportes de la empresa privada y donaciones como la hecha por la embajada de Los Estados Unidos.

Debido a muchos factores, en los cuales incluyo el saqueo, la falta de interés en décadas anteriores, al conflicto bélico de los 80s y en especial a nuestra falta de amor a la historia y la cultura, muy poco se sabe de esta ciudad milenaria. Los vestigios, como ya mencioné indican que Cihuatán, que en el Nahuatl de nuestros antepasados Pipiles significa Ciudad de la Mujer, o Cerca de la Mujer, esto último debido a la figura del Volcán de Guazapa que asemeja a una mujer recostada si es observado desde la zona; era una ciudad muy importante en la región, muy posiblemente habitada por migrantes del sur de México, debido a la influencia y similitud en las costumbres, arquitectura y alfarería halladas aquí. Desde que Jorge Lardé y Antonio Sol iniciaron las excavaciones en el sitio allá por la década de 1920, han habido muchos proyectos de investigación, conservación y protección del lugar. En estos proyectos se han hallado infinidad de reliquias, restos de alimentos, y en los últimos años, FUNDAR se ha encargado de dar un cuido mayor a las estructuras e incentivando nuevas investigaciones. En este lugar, el visitante puede descubrir como vivían nuestros antepasados en una floreciente metrópoli, la cual tenía un templo ceremonial, dos juegos de pelota, varios templos secundarios y varios asentamientos humanos. Esta ciudad contaba con una especie de muralla que circundaba el casco urbano de la ciudad yen excavaciones recientes han encontrado vestigios de un sistema de desagüe, una alcantarilla básica para evitar posibles inundaciones dentro de la ciudad.

Basados en los análisis de radiocarbono hechos a restos de plantas, alimentos y otros utensilios, se ha datado el período de Cihuatán entre los años 900 y 1200 d.c. y se ha determinado que esta ciudad tuvo un auge de unos 150 años desde su creación hasta su caída. Se dice que la pujante ciudad declinó repentinamente a causa de un incendio que devoró por completo la ciudad, posiblemente debido a pugnas con grupos rivales. También se cree que Cihuatán fue destruía como muchas ciudades de Mesoamérica en el llamado Colapso Maya, un período desconocido y de amplio debate sobre el por qué se extinguieron estas asombrosas ciudades siglos antes de la llegada de los conquistadores a estas tierras.

Nuestro tour por la ciudad incluyó el ascenso al templo mayor, una vista al campo de pelota norte, que es el mejor conservado, el templo del viento, el cual fue descubierto en 2003 y que se encuentra en fase de reconstrucción. También observamos los detalles del temaxcal, o sauna que está contiguo al campo norte. Observamos las partes de la muralla perimetral que está en fase de excavación y observamos algunos montículos otrora viviendas de los barrios de la ciudad.

Es de expresar que las entidades a cargo del cuido y conservación de La Ciudad Antigua de Cihuatán han puesto mucho esmero y amor a este legado histórico; edificaron un pequeño museo de palabra e imagen en el cual hacen una excelente reseña de la ciudad, hay servicios para el turista, área de pic-nic, cafetería y se esmeran por mantener la limpieza del lugar. También hay una muy buena logística, demarcación de áreas protegidas, así como una nomenclatura muy amigable. Tomo un instante para felicitar a FUNDAR y CONCULTURA por el esfuerzo y la dedicación, jamás en lo personal esperé hallarme con un lugar tan hermoso y lleno de historia como encontramos a Cihuatán durante nuestra visita.

Finalizamos nuestra visita satisfechos de haber vivido la historia de primera mano, aprendido un poco sobre la vida de los Pipiles, conocimos un poco sobre su estilo de vida, y disfrutamos del sol, del paisaje y de la compañía, que por cierto es de la mejor que he tenido. Partimos luego de un descanso, un refrigerio y los comentarios de ley sobre lo aprendido y vivido en este lugar, el cual invito al local y foráneo a visitar.

Olvidaba un detalle. Una de las curiosidades de Cihuatán, era la relacionada con los perros. En la excavación de una tumba, encontraron el cuerpo de una mujer, la cual había sido enterrada en compañía de un perro. Se dice que en la tradición de los pobladores Mesoamericanos existía la creencia que el perro ayudaba a los difuntos en su camino al inframundo, además, existía la admiración milenaria por este animal ya que se encontraron juguetes de barro representando canes con ruedas. Asumo que este perrillo era una especie de juguete de halar. A mi, con todo respeto hacia la cultura me halaga saber que antes que todo fuera tan moderno y tecnológico como en nuestros días, nuestros Pipiles tuvieran a bien elaborar una preciosura de juguete: Un Chuchomóvil de barro.

Invito a seguir nuestra aventura en la segunda parte del viaje: De Aguilares a Suchitoto.



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