sábado, 5 de julio de 2008

Un Viaje Renovador (Parte IV)

Domingo 29 de Junio, 2008.-

Luego de la fascinante experiencia vivida al cruzar Suchitlán a bordo del Ferry La Luna y haber desembarcado sanos y salvos en tierras Chalatecas, emprendimos de nuevo la travesía tras un breve descanso. Partimos desde el puerto de San Francisco Lempa, ascendiendo hasta llegar al casco urbano de dicha localidad. Minutos luego, cruzábamos Azacualpa, ambas hermosas villas de clima fresco y un ambiente tranquilo que inspira huir de la urbe y hacer vida en una de estas localidades. Al salir de San Francisco, nos detuvimos un instante a contemplar la belleza del paisaje, irónicamente un paisaje construido por el hombre; pues como ya he comentado, Suchitlán es un lago artificial creado luego de la construcción del embalse del Cerrón Grande. Suchitlán sirve de reservorio de agua para la generación de energía hidroeléctrica en tres represas ubicadas en el cauce del Padre Lempa: Cerrón Grande, 5 de Noviembre o Chorrera del Guayabo y 15 de Septiembre, tambíen conocida como San Lorenzo. Suchitlán es muy importante para la vida de los lugareños debido a los micro ecosistemas que el embalse ha creado, se practica la pesca artesanal, da sustento a gente como los propietarios del ferry y los restaurantes y negocios ubicados en las riberas sur y norte del lago y claro, a todos los que dependemos de la energía electrica. Además, para locales y foráneos es un lugar con mucho potencial turístico gracias a los paisajes y los diversos proyectos locales impulsados por gente visionaria. Además, es un punto de encuentro para distintas clases de aves locales y migratorias. Nuestra ruta continuó llena de hermosas vistas, paisajes llenos de verde, y una carretera en perfecto estado, la cual es transitable por cualquier clase de vehículo sin mayores problemas. Dejando Azacualpa, la calzada nos llevó por una ruta sinuosa y a ratos empinada hasta San Miguel de Mercedes, sitio que pasamos de largo para aprovechar el tiempo ya que la tarde estaba cayendo y aún había varios kilómetros por recorrer. Tras Cruzar el Río Tamolasco, nuestro siguiente punto de interés en el viaje se dejaba ver: La ciudad de Chalatenango, cabecera departamental del departamento del mismo nombre. Chalatenango, que en nuestro Nahuatl significa "valle de arena y agua" es uno de los terrritorios menos explorados por este servidor, pero gracias a los mapas y la historia sé que es un lugar de infinitos lugares para disfrutar. De hecho en estas tierras norteñas se ubica el pico más alto del país: El Pital con 2730.06 m.s.n.m, hay muchos bosques, ciudades como La Palma, cuna de la artesanía Salvadoreña, Citalá, con una hermosa iglesia colonial y otro montón de pueblitos cada uno con su historia propia; muchas de estas, con referencia al pasado conflicto bélico. Además es bañada por varios ríos importantes como el Sumpul y el Lempa, y entre la gente se dice que en Chalatenango viven las mujeres más lindas de este país.

Nos estacionamos en el costado sur de la Iglesia dedicada a San Juan Bautista, la cual visitamos y admiramos. Desgraciadamente no pude obtener información referente de esta hermosa iglesia, pero por el reloj, la construcción, los detalles exteriores, puedo asumir que fue construida a fines del siglo XIX. Cuenta con una bella fachada con tintes neoclásicos, una cúpula de base octogonal, y una nave central muy iluminada y un impresionante crucifijo hecho de madera rústica en el altar mayor. Como amante de la arquitectura de las iglesias, quedé encantado con los detalles del campanario, los techos y la imponente fachada orientada hacia el poniente. Dado que Chalatenango era un destino inédito para mí, dedicaré otro viaje completo para admirar más a esta pujante ciudad con sus portales y sus secretos. Tras dedicar un momento más a Dios, y admirar completamente la hermosa estructura, emprendimos el viaje de regreso a la capital, un viaje tranquilo sin mayores inconvenientes. Tras unos minutos volvimos a encontrarnos con la Troncal del Norte, la cual recorrimos sin antes detenernos un momento a observar por última vez al majestuoso Padre Lempa, haciendo una parada en Quitasol, donde el Puente Colima sostiene el comercio local e internacional, uniendo la capital con las poblaciones del norte y abriendo la ruta con Honduras. Este punto es de hecho el límite natural entre Chalatenango y San Salvador y punto donde comienza a formarse el embalse del Cerrón Grande mejor conocido como Suchitlán. Retomamos carretera por última vez, siempre por la Troncal del Norte, pasando por Cihuatán, Aguilares y Apopa hasta llegar a San Salvador. La lluvia que nos venía persiguiendo nos alcanzó antes de nuestro arribo a la capital, gracias a Dios sin mayores problemas, pues la troncal suele ser una ruta que se cobra muchas víctimas por el abuso con el acelerador.

Dejamos a nuestra amiga Aleida en su domicilio, luego a Isaías y finalizamos nuestro Viaje Renovador con ganas de inventar una nueva ruta felices, satisfechos y renovados por el paisaje, la experiencia y los gratos momentos vividos en esta estimulante travesía llena de cultura, historia, aventura y relax absoluto. Agradezco infinito a mi gran amiga Verónica por dejarse consentir, a mi nueva amiga Aleida por su carisma y a Isaías, quien desde hace un tiempo deseaba unirse a las aventuras junto al Chuchomóvil.

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