Viernes 26 de Diciembre, 2008.-
Desde que mi querido Bólido Canino y yo recorremos juntos los caminos de la vida, me había propuesto algún día trascender las fronteras de mi tierra chiquita y linda, rodar el asfalto de las tierras Centroamericanas y vivir de primera mano los sabores, texturas y colores de estas tierras bellas de las cuales vivo encariñado por haberme recibido alguna vez y claro, por la diversidad histórica, la infinidad de paisajes, y la genialidad de su gente. Este fin de semana el Chuchomóvil nos llevó por la Panamericana hasta la Tierra de la Eterna Primavera, en un viaje de ensueño, en una aventura fuera de serie, en la que mi madre y yo despedimos el año y nos tomamos un momento para disfrutar de la carretera, del paisaje y de la belleza que Guatemala tiene entre su inventario de virtudes. Orgullosamente presento nuestro primer viaje internacional a bordo del Chucho, una travesía que cumple con las exigencias de todo viajante, y que dejó un mérito para mi adorado compañero por llevarnos y traernos con el comfort y seguridad de costumbre. Esta entrega pionera incluirá una visita al Centro Histórico de la Capital Chapina y claro, un viaje necesario y de cajón a la capital Colonial de Centroamérica, La Antigua Guatemala, también llamada Santiago de Los Caballeros de Guatemala.
Nuestro viaje, como de costumbre precisó de cierto nivel de planificación, el cual había venido organizando desde finales de noviembre, ya que para un viaje de esta envergadura, era necesario someter al Cánido a una revisión general y claro solicitar en mi trabajo una licencia para poder viajar con más tiempo y poder hacer todo lo que mi lista de actividades contenía. Así pues, luego de la fiesta navideña, emprendimos el viaje a través de la Panamericana, llevando un montón de regalos para los parientes; las pupusas, que son un producto muy degustado por aquellas tierras, fueron provistas por la madre de mi querida Irene, que por cierto se ganaron las fanfarrias y elogios de parte de mis familiares, ya que comercial aparte, son muy buenas y según me explicó mi amiga, fueron hechas con dedicatoria especial para este servidor. Además llevábamos un cargamento de alfajores, un bocado delicioso que también es muy bien recibido en aquellas tierras y también previo a nuestra salida de la ciudad, pasamos a comprarle su dotación de rigor de Panes con pavo al Papa Nato, patriarca de mi familia en Guatemala.
Nuestro viaje por la carretera puede ser dividido en dos partes, obviamente la parte Salvadoreña fue muy cómoda, debido al buen estado de la autopista San Salvador-Santa Ana y luego la ruta Santa Ana-Ahuachapán, las cuales permiten una conducción rápida y segura. Tras unos 90 minutos de viaje hicimos nuestra parada migratoria en el punto fronterizo Las Chinamas/Valle Nuevo, donde nos registramos como viajantes dentro del sistema CA-4, el cual permite el libre tránsito de personas, mercaderías y vehículos entre Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador. Para el viajante en vehículo hago el comentario que para movilizarse dentro del sistema no es necesario hacer ningún tipo de trámite para circular, solamente llevar la tarjeta de circulación y la licencia por si la policía les detiene en ruta para efectuar alguna inspección de rutina. Tras el papeleo migratorio y un breve descanso, emprendimos el viaje en el tramo Chapín, el cual desde el punto fronterizo hasta la ciudad de Barberena se encuentra un poco deteriorado, pero igual, ofrece una conducción llena de paisajes a medida que la Panamericana va ascendiendo hasta llegar a su punto más alto del recorrido en la zona de San José Pinula. Un comentario muy necesario para el viajero es que los últimos 50 kilómetros de carretera, precisamente partiendo de la ciudad de Barberena han sido actualizados con una moderna autopista de cuatro carriles, que compensan el viaje ajetreado desde la frontera.
La noche previa al viaje, había conversado con mi querida Handler, sobre el dilema del ingreso a la Ciudad de Guatemala de La Asunción, pues aunque he ido infinidad de veces a la capital, era mi primera experiencia personal al volante. Pero con un par de referencias pude sortear las calles y avenidas de la ciudad desde que llegamos al famoso Obelisco de la zona 9, hasta llegar al domicilio de mi familia en el corazón de la ciudad, en el centro histórico de la misma.
Tras nuestro arribo a la casa de nuestros parientes, y la respectiva entrega de los presentes que llevábamos, pedí a mi querida Handler que me acompañara donde su mecánico de confianza para que fueran revisados los frenos del Chuchomóvil, ya que para el día sábado nos esperaba una ruta que necesita buenos frenos. Así pues, el Cánido mimado fue revisado de sus frenos para mantener el estándar de seguridad requerido por la ruta que emprenderemos y que podrá ser deleitada en mi siguiente post. Tras retornar del mecánico y recorrer algunas calles del centro histórico de la capital Chapina, regresamos al domicilio para recoger a mi madre e ir a dar un breve paseo por la ciudad, para saciar uno de los caprichos de este servidor, y que deseaba compartir con mi madre, y que claro, deseaba volver a degustar luego de casi dos años de no visitar Guatemala por diferentes motivos. Así pues, seguimos quemando gasolina saliendo del centro, tomando el periférico, pasando por el emblemático Puente del Incienso hasta encontrarnos con la Roosevelt, vía que te saca de la ciudad hacia el occidente del país, pasando por Mixco y llegando hasta la fresca ciudad de San Lucas, luego de ascender por la vía que sortea el cerro Alux, en una nueva prueba de trabajo para mi carrito. En San Lucas, recomiendo a los amantes del café, detenerse un par de minutos en la Texaco que está en el trayecto previo al desvío hacia la Antigua. Aquí preparan uno de los cafés temáticos más deliciosos del universo, el delicioso café tres leches, un café que como su nombre lo indica, está basicamente prepardo con uno de los mejores cafés Guatemaltecos, al cual se le añade leche entera, y un delicioso topping de crema chantillí y leche condensada. He de añadir para mejorar la experiencia del viajante, que este postre está hecho de uno de los cafés más deliciosos de la región y los productos lácteos son preparados "in situ" lo cual se puede comprobar con el delicioso sabor de la crema Chantillí con que es preparada esta celestial bebida.
Tras llenarnos la sangre de cafeína y lactosa, y claro, tras darle de cenar al Chuchomóvil una ración de Gasolina Chapina, decidimos el retorno a la ciudad sin antes hacer una parada obligada y nostálgica en el mirador de la ruta, donde degustamos del frío clima de la zona, probamos algunos platillos típicos Chapines, como el atol de elote, el cual difiere un poco del atol Guanaco, las insuperables tostadas con aguacate y cebolla y mi madre que probó un plato de longaniza con frijoles negros y guacamole, todo con el toque de la cocina Chapina que en lo personal me gusta mucho. Todo esto acompañado por la vista nocturna de la ciudad de Guatemala. Aunque el clima a mi juicio era genial, mi madre titilaba por el frío que hace en esa zona, por lo que me pidió continuaramos el viaje de regreso a la ciudad, sin antes pasar a visitar a mi querido tío Francisco y su familia, con quienes mi madre pasó las noches de nuestra estancia en Guatemala, mientras yo me retiré de nuevo al centro para guardar en lugar seguro al Cánido mimado y descansar en la casa de mi querida Handler, luego del extenuante viaje, el cúmulo de experiencias vividas en un solo día y prepararme para nuestra verdadera aventura, la cual podrán degustar en mi siguiente post, en el que haremos una visita al centro de la ciudad de Guatemala y visitaremos la Romántica ciudad de Antigua Guatemala.
Nuestro viaje, como de costumbre precisó de cierto nivel de planificación, el cual había venido organizando desde finales de noviembre, ya que para un viaje de esta envergadura, era necesario someter al Cánido a una revisión general y claro solicitar en mi trabajo una licencia para poder viajar con más tiempo y poder hacer todo lo que mi lista de actividades contenía. Así pues, luego de la fiesta navideña, emprendimos el viaje a través de la Panamericana, llevando un montón de regalos para los parientes; las pupusas, que son un producto muy degustado por aquellas tierras, fueron provistas por la madre de mi querida Irene, que por cierto se ganaron las fanfarrias y elogios de parte de mis familiares, ya que comercial aparte, son muy buenas y según me explicó mi amiga, fueron hechas con dedicatoria especial para este servidor. Además llevábamos un cargamento de alfajores, un bocado delicioso que también es muy bien recibido en aquellas tierras y también previo a nuestra salida de la ciudad, pasamos a comprarle su dotación de rigor de Panes con pavo al Papa Nato, patriarca de mi familia en Guatemala.
Nuestro viaje por la carretera puede ser dividido en dos partes, obviamente la parte Salvadoreña fue muy cómoda, debido al buen estado de la autopista San Salvador-Santa Ana y luego la ruta Santa Ana-Ahuachapán, las cuales permiten una conducción rápida y segura. Tras unos 90 minutos de viaje hicimos nuestra parada migratoria en el punto fronterizo Las Chinamas/Valle Nuevo, donde nos registramos como viajantes dentro del sistema CA-4, el cual permite el libre tránsito de personas, mercaderías y vehículos entre Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador. Para el viajante en vehículo hago el comentario que para movilizarse dentro del sistema no es necesario hacer ningún tipo de trámite para circular, solamente llevar la tarjeta de circulación y la licencia por si la policía les detiene en ruta para efectuar alguna inspección de rutina. Tras el papeleo migratorio y un breve descanso, emprendimos el viaje en el tramo Chapín, el cual desde el punto fronterizo hasta la ciudad de Barberena se encuentra un poco deteriorado, pero igual, ofrece una conducción llena de paisajes a medida que la Panamericana va ascendiendo hasta llegar a su punto más alto del recorrido en la zona de San José Pinula. Un comentario muy necesario para el viajero es que los últimos 50 kilómetros de carretera, precisamente partiendo de la ciudad de Barberena han sido actualizados con una moderna autopista de cuatro carriles, que compensan el viaje ajetreado desde la frontera.
La noche previa al viaje, había conversado con mi querida Handler, sobre el dilema del ingreso a la Ciudad de Guatemala de La Asunción, pues aunque he ido infinidad de veces a la capital, era mi primera experiencia personal al volante. Pero con un par de referencias pude sortear las calles y avenidas de la ciudad desde que llegamos al famoso Obelisco de la zona 9, hasta llegar al domicilio de mi familia en el corazón de la ciudad, en el centro histórico de la misma.
Tras nuestro arribo a la casa de nuestros parientes, y la respectiva entrega de los presentes que llevábamos, pedí a mi querida Handler que me acompañara donde su mecánico de confianza para que fueran revisados los frenos del Chuchomóvil, ya que para el día sábado nos esperaba una ruta que necesita buenos frenos. Así pues, el Cánido mimado fue revisado de sus frenos para mantener el estándar de seguridad requerido por la ruta que emprenderemos y que podrá ser deleitada en mi siguiente post. Tras retornar del mecánico y recorrer algunas calles del centro histórico de la capital Chapina, regresamos al domicilio para recoger a mi madre e ir a dar un breve paseo por la ciudad, para saciar uno de los caprichos de este servidor, y que deseaba compartir con mi madre, y que claro, deseaba volver a degustar luego de casi dos años de no visitar Guatemala por diferentes motivos. Así pues, seguimos quemando gasolina saliendo del centro, tomando el periférico, pasando por el emblemático Puente del Incienso hasta encontrarnos con la Roosevelt, vía que te saca de la ciudad hacia el occidente del país, pasando por Mixco y llegando hasta la fresca ciudad de San Lucas, luego de ascender por la vía que sortea el cerro Alux, en una nueva prueba de trabajo para mi carrito. En San Lucas, recomiendo a los amantes del café, detenerse un par de minutos en la Texaco que está en el trayecto previo al desvío hacia la Antigua. Aquí preparan uno de los cafés temáticos más deliciosos del universo, el delicioso café tres leches, un café que como su nombre lo indica, está basicamente prepardo con uno de los mejores cafés Guatemaltecos, al cual se le añade leche entera, y un delicioso topping de crema chantillí y leche condensada. He de añadir para mejorar la experiencia del viajante, que este postre está hecho de uno de los cafés más deliciosos de la región y los productos lácteos son preparados "in situ" lo cual se puede comprobar con el delicioso sabor de la crema Chantillí con que es preparada esta celestial bebida.
Tras llenarnos la sangre de cafeína y lactosa, y claro, tras darle de cenar al Chuchomóvil una ración de Gasolina Chapina, decidimos el retorno a la ciudad sin antes hacer una parada obligada y nostálgica en el mirador de la ruta, donde degustamos del frío clima de la zona, probamos algunos platillos típicos Chapines, como el atol de elote, el cual difiere un poco del atol Guanaco, las insuperables tostadas con aguacate y cebolla y mi madre que probó un plato de longaniza con frijoles negros y guacamole, todo con el toque de la cocina Chapina que en lo personal me gusta mucho. Todo esto acompañado por la vista nocturna de la ciudad de Guatemala. Aunque el clima a mi juicio era genial, mi madre titilaba por el frío que hace en esa zona, por lo que me pidió continuaramos el viaje de regreso a la ciudad, sin antes pasar a visitar a mi querido tío Francisco y su familia, con quienes mi madre pasó las noches de nuestra estancia en Guatemala, mientras yo me retiré de nuevo al centro para guardar en lugar seguro al Cánido mimado y descansar en la casa de mi querida Handler, luego del extenuante viaje, el cúmulo de experiencias vividas en un solo día y prepararme para nuestra verdadera aventura, la cual podrán degustar en mi siguiente post, en el que haremos una visita al centro de la ciudad de Guatemala y visitaremos la Romántica ciudad de Antigua Guatemala.
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