Jueves 9 de Abril, 2009.-
Hablar de Izalco es hablar de historia, política, religión y turismo. Y es que esta alegre ciudad guarda en sus esquinas demasiada información sobre tantos temas, que se vuelve imposible para el redactor como para el turista, el abarcar todos los tópicos sobresalientes de esta ciudad en un solo viaje. Esta es una de esas ciudades de mi querido pulgarcito El Salvador, que deben ser visitadas varias veces para nutrirse de todo lo que ella tiene para el visitante, tanto en lo relacionado con la historia, como en lo que a turismo se refiere.
En esta ocasión, a bordo del mimado Cánido Metálico, mi amada Irene y este servidor, hicimos un poco de turismo interno por esta emblemática ciudad, la cual no visitaba desde mis años de infancia, en los que mi abuela paterna nos llevaba, pues para ella, Izalco y las circunvecinas Nahuizalco, Armenia y la Ciudad de Sonsonate han sido parte de su vida, y en cierto modo, gracias a ella y al legado de su padre, es que este servidor tiene el alma y la visión del patechucho, de vago aventurero con sed incansable de explorar y conocer.
Izalco es una hermosa ciudad ubicada a 58 kilómetros de San Salvador y a 6 de la Ciudad de Sonsonate. Esta ciudad, cuyo asentamiento data de la época previa a la conquista, guarda en sus memorias históricas infinidad de relatos sobre sus tradiciones e influencia indígena, tanto así que la historia le ha dado su lugar al evocar el infame suceso de la masacre de enero de 1932; en esta época los indígenas de estas zonas del país se levantaron en contra del gobierno de turno en aquellos años por las precarias condiciones de vida que se vivían en el país. Esta rebelión que terminó en un etnocidio, fue vivida por el Presidente Maximiliano Hernández Martínez, quien ordenó al ejército la ejecución de todo aquel que se alzase en contra del régimen. Este suceso cambió drásticamente la historia cultural de nuestro país, ya que el indígena se vio forzado a despojarse de su vestimenta tradicional de manta y caites para evitar ser asesinado. En nuestros días, Izalco 
tiene una connotación política muy simbólica ya que su alcaldía municipal ha sido ganada por el FMLN. Esto representa más allá del cambio de bandera política, un cambio de pensamiento más afín al sufrimiento vivido en aquellos días, ya que para el aún partido en el poder, Izalco había sido fuerte bastión e históricamente esta ciudad había sido usada como punto de partida de su proselitismo, en una errada forma de ver la historia, la cual espero personalmente no se vuelva a repetir jamás, porque los indígenas en aquellos días fueron asesinados por "ser comunistas" cuando simplemente lo que ellos buscaban era un poco de equidad social y mejorar su calidad de vida.
Pero Izalco, que en Nahuatl significa "Lugar de las casas de obsidiana" no solamente tiene recuerdos trágicos en sus memorias. Es una ciudad pujante con varios atractivos turísticos, así como tradiciones religiosas y gastronómicas. Nuestro paseo exploratorio incluyó una visita a la ciudad en el marco de las celebraciones de la Semana Mayor, donde pudimos observar las actividades relacionadas con la celebración mayor de la Iglesia Católica, además de la obligada visita a sus hermosas iglesias coloniales y claro, la degustación de un sabroso plato de yuca Izalqueña, 
la cual degustamos en una banquita del hermoso parque Zaldaña. En el aspecto turístico, esta ciudad cuenta con un hermoso turicentro llamado Atecozol, el cual cuenta con piscinas para todos los gustos, área de pic-nic y otras atracciones. Además, Izalco por estar en el circuito turístico del Complejo de los Volcanes, cuenta con una oficina dedicada a atender al visitante que desee hacer ecoturismo por dicha ruta, que incluye al hermoso Faro del Pacífico, el Cerro Verde y el Volcán de Santa Ana entre otras actividades relacionadas. Para quien desee información detallada sobre este y otras atracciones de esta ciudad, sugiero visitar la oficina de turismo de Izalco, ubicada contiguo a la Alcaldía Municipal de la localidad.
Dentro de las actividades relacionadas a la Semana Mayor, observamos la elaboración de alfombras, así como el acto de Crucifixión de Cristo en el patio de la Iglesia de La Asunción. Un dato interesante sobre Izalco y la religión es el relacionado a las dos iglesias de la ciudad. Por aquellos años de 1770, Izalco experimentó una tangible división social entre indígenas y Españoles. Tanto así que a nivel religioso la ciudad se dividió en dos: Los Españoles asistían a la Parroquia de Dolores, la cual se ubica al final de la Avenida Morazán; mientras que los Indígenas asistían a la Parroquia de La 
Asunción, algunas cuadras al sur. El visitante curioso puede observar con detalle ambas iglesias, una más opulenta que la otra y podrá dar fe de este hecho histórico. La hermosa Iglesia de Dolores, según documentos encontrados en la Parroquia de Caluco, fue construida alrededor del año 1570, de un hermoso barroco colonial, con sus contrafuertes y columnas Toscanas. De la fachada original se conserva su cuerpo inferior con tres accesos. Además en su interior el Presbiterio y algunas columnas también son de la construcción original. En lo que a la Iglesia de La Asuncion respecta, la actual 
parroquia data del año 1815, esta nueva iglesia de un delicado barroco fue constuída luego que la construcción original fuese totalmente destruida en 1773 por un terremoto el cual fue documentado como el terremoto de Santa Marta. Ante la destrucción del templo, cuyas ruinas se ubican contiguo a la actual iglesia, los habitantes de la ciudad se reunieron para solicitar la reconstrucción del templo. En 1782 el arzobispo Pedro Cortez y Larraz colocó la primera piedra de la nueva iglesia Asunción de Izalco y se concluyó en 1815, según la inscripción que se encuentra en el mismo. Esta iglesia resultó parcialmente dañada por el terremoto del 6 de septiembre de 1915, el mismo año que cumplió su primer centenario de construcción. Otro dato interesante de esta Parroquia es la campana. Esta fue obsequiada a la parroquia por su Magestad el Rey Carlos I de España y V de Alemania, la cual fue consagrada en el año de 1580 y que aún continúa en uso en nuestros días.Tras nuestra visita a esta ciudad llena de sorpresas, dispusimos el retorno a la capital sin antes deleitar el gusto con algunas frutas de temporada, que pueden adquirirse a buen precio a la orilla de la carretera en las afueras de la ciudad. Como siempre, invito al local y al foráneo a disfrutar de la magia de nuestros pueblos, solamente basta coger mapa y buen ojo para descubrir las sorpresas que nuestro país guarda en sus hermosas ciudades.
Dejo para ustedes una galería de imágenes de este interesante viaje.
Vista de la Hermosa Iglesia de Dolores en Izalco, muy concurrida por las actividades litúrgicas de la Semana Mayor. Al fondo, el Faro del Pacífico.
Detalles del interior de la Iglesia de Dolores y de la urna que se usará en la procesión del Santo Entierro en la ciudad de Izalco.
Una de las tradiciones de nuestros pueblos, la elaboración de las alfombras en el recorrido del Vía Crucis.
Representación de la cricifixión de Jesús en la parroquia de La Asunción. Al fondo, las ruinas de la antigua iglesia.
Secuencia de imágenes que muestran a feligreses cargando las imágenes de María, San Juan y La Verónica en la Iglesia de La Asunción.
El fervor religioso de Izalco. Aunque no pudimos asistir a ninguna de sus procesiones mayores, Izalco tiene una de las tradiciones más arraigadas de todo el país.
En estos días vale la pena detenerse a deleitar el paladar con las deliciosas frutas de temporada: Mangos, zapotes, sandías, nísperos y otras tantas que se ven en esta época del año.
Imagen que muestra el campanario de la Iglesia de La Asunción. Esta parroquia tiene entre sus posesiones más preciadas una campana que fue obsequiada por el Rey Carlos V y que aún sigue en uso en nuestros días.
El hermoso Parque Zaldaña y sus verdes jardines adornados con dos bellas fuentes.
Para el amante del buen comer, un suculento plato de yuca Izalqueña. 
Nuestra recomendación, busquen a la señora que se ubica esquina opuesta a la Alcaldía Municipal, ofrece un delicioso platillo a un módico precio.
¿Que más se puede pedir? 
